domingo, 16 de marzo de 2008

"Cultura y Valores"


Cultura: El primer concepto con el que nos encontramos es el de cultura. Este ha sido trabajado especialmente por la sociología desde una perspectiva que hace cierta abstracción del factor temporal. Nosotros que miramos el curso desde la historia valoramos este aporte, pero consideraremos siempre el factor temporal como una dimensión dura y como una coordenada explicativa real y de referencia constante en nuestras exposiciones.


Siguiendo a Guy Rocher en su Introducción a la Sociología General[1] sabemos que el término cultura se empieza a utilizar en Francia con el sentido de lo “cultivado o labrado”, para luego hablar del “cultivo de las letras”, o del “cultivo de las ciencias” representando tanto el progreso intelectual de una persona como el trabajo realizado para alcanzarlo.[2]

En el siglo XVIII historiadores alemanes escribieron lo que se llamaba “Historia Universal”, que constituía un intento de síntesis de los aspectos más relevantes de diversas sociedades en distintas épocas. Este esfuerzo de “Historia Comparada” tenía como propósito identificar los avances o progresos de la humanidad a través de sus diversas sociedades en el tiempo; tomaron entonces esta idea de “Culture” extendiendo su sentido al de un saber colectivo que implicaba un progreso de toda la sociedad: “El término “cultura” fue empleado precisamente para describir esa evolución en el progreso.”[3]

Esta concepción de cultura tiene para Rocher su origen en la Historia, lo que para nuestro curso resulta de interés por cuanto la perspectiva es histórica, pero intentando rescatar aportes de otras disciplinas para entender las diversas culturas por analizar así como sus valores.

Más tarde este concepto fue recogido por el antropólogo inglés E.B.Taylor, expresando una definición propia en su obra de 1852 “Historia universal de la cultura de la humanidad”:
“la cultura o la civilización, entendida e su sentido etnográfico amplio, es ese conjunto complejo que abarca los conocimientos, las creencias, el arte, el derecho, la moral, las costumbres y los demás hábitos y aptitudes que el hombre adquiere en cuanto miembro de la sociedad”[4]
Esta definición fue complementada por Rocher llegando a la siguiente propuesta entendiendo Cultura como:

...un conjunto trabado de maneras de pensar, de sentir y de obrar más o menos formalizadas, que, aprendidas y compartidas por una pluralidad de personas, sirven, de un modo objetivo y simbólico a la vez, para constituir a esas personas en una colectividad particular y distinta.[5]



Valores.

El estudio de los valores o axiología nos presenta una forma relativamente nueva de comprensión de una serie de elementos presentes en la vida de las personas, que son sumamente relevantes a la hora de comprender sus opciones de vida y sus aspiraciones más importantes.
Del mismo modo podemos reconocer valores a niveles más amplios como los valores de una familia, o de un pueblo, en la medida en que los miembros de esta familia o pueblo compartan “valoraciones” similares acerca de los mismos fenómenos o realidades.


Ahora la idea de valor o valores comporta dimensiones tanto objetivas como subjetivas. Así hablaremos de valor cuando haya alguien que desde su subjetividad valore algo, que a su vez sea real y que contenga condiciones objetivas que le permitan ser valorado. Este “hecho axiológico” se registrará siempre en una situación concreta en un tiempo y espacio, y considerando estados de ánimo o necesidades ya sean físicas como inmateriales.


El valor de la Paz será diferentemente percibido por un pueblo en guerra que por otro que haya estado en paz por largos períodos, así como el valor de la belleza será percibido distinto en sociedades que tengan más tiempo libre que en aquellas en que la supervivencia sea la principal prioridad.


Por otra parte si bien todos estamos siempre valorando, es decir, estamos siempre rompiendo nuestra indiferencia para optar por algunos bienes antes que por otros, nos diferenciamos por cuáles valores resultan los principales, o el principal para ordenar nuestras vidas. Lo mismo ocurre con las diversas culturas, que jerarquizarán de manera diversa un conjunto de valores, encontrándose seguramente en esta jerarquización uno de los principales elementos diferenciadores de unas culturas con respecto a otras.


Por último huelga decir que a través de los diversos modelos que cada cultura presenta a sus nuevas generaciones podemos seguir las aspiraciones más profundas de estas culturas, y no dejamos de ambicionar que al ponernos en contacto con lo que ha sido valioso para otros se nos abra el entendimiento a esos mismos valores, y podamos de esta manera enriquecer nuestra propia escala de valores. En este sentido quisiéramos citar a Elena Sánchez en su texto Elementos de axiología educacional:


Los valores son precisamente hitos de referencia, fuerzas interpelantes, ideales cautivadores: señalan el rumbo, iluminan el itinerario existencial, guían las acciones, configuran metas. Al romper la indiferencia, generan tensión, estimulan un dinamismo superador, provocan situaciones propicias para el progreso humano. Los valores confieren significación y ofrecen sentido a la vida. De esta manera, el proceso de crecimiento en valores lleva necesariamente involucrado un proceso de personalización o humanización.[6]

Como ya adelantamos, la perspectiva de este curso tiene como trasfondo una perspectiva histórica. En particular partimos del supuesto de que somos parte de la Cultura Occidental, y que es desde la perspectiva de esta pertenencia desde la que observaremos nuestra propia cultura así como aquellas otras grandes culturas con las que Occidente se relaciona.

La visión lineal de la historia que aquí presentamos tiene su origen en la visión judeo-cristiana del hombre, entendido como creatura de Dios, hecho a su imagen y semejanza. Esta visión supone la idea del origen común de todos los hombres derivados del mismo antepasado, y de un destino común a todos que ha sido fijado por Dios. Se considera la Historia del Hombre como su progreso desde la caída a la salvación.[7]

Esta idea de una dirección del hombre hacia su salvación le dio a Occidente una visión histórica lineal, con una clara dirección de futuro, hacia un progreso. Este concepto tomó más tarde un sentido de progreso indefinido sobre todo a partir de la Ilustración. Ha sido nuestro siglo el testigo de las dificultades de afirmar que la humanidad sólo avanza hacia un futuro mejor; los fracasos de las ideologías y de los grandes proyectos de nuestro tiempo han puesto una sombra sobre el optimismo decimonónico acerca del hombre y de la civilización.

Pero estos cambios y decepciones acerca del devenir de la historia lejos de alejarnos de ella como conocimiento válido para comprender al hombre nos alientan justamente a encontrar en ella claves para comprender no sólo quienes somos sino también cómo el hombre se ha comprendido a sí mismo y a su cultura través del tiempo.

El historiador Erich Kahler en su obra “Historia Universal del Hombre” nos da una serie de razones para comprender una relación posible entre la historia de la Humanidad y los valores que podríamos llamar superiores o del espíritu. Esto lo logra siguiendo La facultad del hombre más propiamente humana, que para Kahler:

Se trata de la facultad del hombre de ir más allá de sí mismo, de trascender los límites de su ser físico... es idéntica a lo que se entiende por “espíritu”.

... El espíritu surge de la totalidad del organismo humano. Su evolución gradual sólo se pone de manifiesto por los resultados que produce, por la secuencia de objetivaciones crecientes que hacen del camino por donde viaja la humanidad una senda conocida: La historia humana. El espíritu es al principio una fuerza nueva, un nuevo ímpetu del hombre. Como consecuencia de su actividad creciente, termina por convertirse en una facultad perfeccionada del ser humano. Por último, su acumulación de objetivaciones llega a constituir toda una esfera de vida que comprende diversos campos tales como la religión, el arte, la filosofía y la ciencia...[8]

La dimensión temporal de la historia es otro de los aspectos fuertes que esperamos destacar. Kahler resalta justamente el recorrido desde la propia temporalidad del hombre, hasta la más amplia conciencia de la Historia Universal de toda la humanidad:

“La historia brota de las mismas raíces que la existencia. Como veremos más adelante, al desprender del instante en que vive físicamente primero el pasado y después el futuro, el hombre discierne la dimensión de tiempo como cosa distinta de su presente corporal. De este modo llega gradualmente a distinguir su yo temporal, su tiempo de vida temporal, primero de la vida de su casta y después de la vida de toda la humanidad; es decir llega a concebir primero la genealogía y luego la historia. Llega a ser capaz de sacar conclusiones del pasado para la formación del futuro, de planear y transformar no sólo su vida propia sino la de generaciones futuras. Y el concepto de historia, es decir, la unidad de la humanidad en la dimensión del tiempo, induce al hombre a adaptar su vida a finalidades ideales, universalmente humanas”.[9]

Este recorrido y esta perspectiva esperamos llegue a estar presente en el desarrollo de este curso y se constituya en una de las dimensiones de la cultura que los alumnos puedan incorporar.


Ahora puede parecer pretencioso o etnocéntrico el plantear el desarrollo de la humanidad desde la historia de la Cultura Occidental. Kahler también se hace cargo de este problema destacando la posición de la Cultura Occidental frente a otras culturas como las de la India o de China:

“Estas grandes culturas orientales pudieron alcanzar la altura a que llegaron porque tuvieron una oportunidad de fructificar dentro de una etapa estática de movimiento; pero para nosotros lo importante es que no tuvieron evolución que rebasara aquella etapa que el mundo occidental había dejado atrás hacía ya mucho tiempo, para su bien o para su mal...

...Hay dos argumentos decisivos a favor del supuesto de que la ancha corriente de la evolución occidental haya sido, hasta ahora, la evolución humana representativa: primero el hecho de que ha atravesado por las mismas etapas que la del oriente y, segundo, que pasó a etapas posteriores y desarrolló las formas, métodos y modos de vida que están a punto de aniquilar todas las formas de culturas restantes y que necesariamente se convertirán en factores determinantes de todos los desarrollos futuros. Por lo tanto podemos considerar el mundo occidental como representativo de la evolución humana en conjunto, y también podemos, en consecuencia, limitarnos al examen de esta tendencia representativa”.[10]

A modo de síntesis diremos que esperamos a través de este curso y de este texto complementario llegar a presentar de manera somera los principales valores que nuestra cultura Occidental ha desarrollado a través de su historia. Consideraremos también algunas otras referencias culturales no occidentales pero que han impactado y siguen impactando a nuestra propia civilización, como es el caso del Islam, pero siempre considerando que lo hacemos como extranjeros que miramos una cultura diferente. Tenemos la esperanza de ampliar el horizonte apreciativo de nuestros alumnos dejando inquietudes y preguntas abiertas acerca de quiénes somos, quiénes hemos querido ser, así como de algunas perspectivas que nos proponen cómo deberíamos ser.

Les dejamos a nuestros alumnos estas introducciones, fuentes e imágenes con la esperanza de que les abran el apetito por saber y que este contenido sea ampliamente superado por las propias indagaciones que los alumnos realicen por sí mismos.

GLOSARIO

- Crítica
- Civilización
- Cultura
- Occidente
- Valor
- Historia


[1] Rocher, Guy, Introducción a la Sociología General, Barcelona, Editorial Herder, 1990. Pp.103-117.
[2] Ibid.
[3] Ibid.
[4] Ibid.
[5] Ibid.
[6] Sánchez, Elena Elementos de axiología educacional, Pontificia Universidad Católica de Chile, Facultad de educación, 2000. P.5
Consultar también...
[7] Kahler Erich Historia Universal del Hombre Buenos aires, FCE, 1965 p. 14.
[8] Kahler Erich Historia Universal del Hombre Buenos aires, FCE, 1965 pp. 20-22.
[9] Ibid.
[10] Ibid.