miércoles, 18 de junio de 2008

ILUSTRACIÓN



La Ilustración

La serie importante de cambios ocurridos a partir del siglo XVII dieron origen a un nuevo orden que se plasmará de manera importante en el período conocido como la Ilustración, característica del siglo XVIII. Es esta época un triunfo del racionalismo, con una supremacía de la capacidad racional del hombre que lo lleva incluso a intentar cambiar el orden establecido en la sociedad europea. Es un tiempo de profunda crisis religiosa, con grandes ataques a lo que es la fe cristiana, especialmente vista en el catolicismo. Por otra parte tenemos la gran cantidad de estallidos revolucionarios, los cuales van a llegar a su punto más emblemático con la Revolución Francesa de 1789 en adelante.

El nombre propiamente tal es dado por los propios contemporáneos, los cuales se sienten iluminados, de allí viene el nombre “Siglo de las Luces”, con el que también se conoce al siglo XVIII. Podríamos preguntarnos cuál es esta luz que permite al hombre desarrollar una nueva forma de entender la sociedad, y fundamentalmente diríamos que el gran aporte está dado por la capacidad de raciocinio del ser humano, lo que constituye su luz primera y fundamental.

El siglo XVIII es un siglo muy complejo, es un mundo en el cual la cultura pretendía reverenciar a la razón, establecer el culto a lo útil, se creía en la bondad natural del hombre y a la vez se promovía un cambio en el ámbito de lo religioso. Podríamos decir que se iban uniendo los más altos ideales de la intelectualidad humana con un materialismo que cada vez se iba desarrollando en forma más fuerte. Las ideas lentamente fueron calando los distintos sectores de la sociedad, pero en un principio fueron sólo parte de la clase más alta y de la incipiente burguesía cada vez más culta. Existe un deseo constante de someter toda la realidad a un examen racional, y es allí donde encontramos a esta sociedad.

Las palabras claves de la Ilustración son la Razón, la Ley Natural y el Progreso, ya que la razón sería la que curaría los males establecidos por el periodo de los monarcas absolutos. Dentro del desarrollo del siglo XVIII encontramos las ideas profesadas por los filósofos y todo su programa de reformas que a continuación desarrollaremos.

En esta época tenemos figuras tan relevantes como los autores de la Enciclopedia, concepto absolutamente nuevo de acercarse al conocimiento. Entre ellos encontramos a Voltaire, Montesquieu, Rousseau, Condorcet, Quesnay y Turgot, junto al editor general que fue Diderot. Los objetivos de estos pensadores fueron poder crear una obra que reuniera el pasado para así desarrollar el conocimiento de los hombres del futuro. Por lo tanto los objetivos de la Enciclopedia fueron más bien didácticos. Tenemos también algunos investigadores fuera del ámbito europeo, como por ejemplo Benjamín Franklin (investigaciones en torno a la electricidad)

Es en este mismo periodo en donde encontramos nuevas teorías económicas, como es el Laissez – Faire , teoría formulada por Adam Smith y que significó un cambio importantísimo en la concepción del mercantilismo existente hasta ese momento.

En el ámbito de la fe podemos mencionar que existe un fuerte ataque a la religión, es así como se llegó incluso por ejemplo a la supresión y disolución de la Orden de la Compañía de Jesús por parte del Papa Clemente XIV en el año 1773. Los filósofos ilustrados desarrollaron la idea de un dios que era un creador pero que fundamentalmente no existía en la cotideaneidad; implicaba la perfección de los hombres. Es así como se fue desarrollando también, y de manera muy extendida, una suerte de naturalismo o religión natural, que veía en lo existente en la realidad el único orden posible y por lo tanto la fuerza estructuradora de la vida.

El pensamiento político no dejó de ser importante, ya que contribuyó a lo que son nuestras formas actuales de gobierno, es decir, las democracias de tipo occidental. Quizás el primero que habría que mencionar es Montesquieu, quien en su obra “El Espíritu de las Leyes” del año 1748 mencionó que no había una única forma de gobernar, y que era necesario la adecuación de las leyes a cada uno de los países. Si bien este fue un primer acercamiento a nuevos ideales, fue Jean-Jacques Rousseau quien inspiró el ala más radical de la Revolución (tema que veremos más adelante). Para él la naturaleza dignifica al hombre, en cambio la civilización la corrompe. Su principal obra es “El Contrato Social” del año 1762, en donde conciliaba las ideas del individuo y del Estado, mencionando que cada uno de nosotros al nacer dentro de una sociedad firmamos un contrato implícito de adhesión a ella. Introduce también el concepto de voluntad general, es decir, por sobre los intereses particulares existe una voluntad social que debe ser respetada. Curiosamente en este mismo periodo se desarrollan en Europa una serie de monarcas que tienen la idea de una monarquía absoluta y junto con ello ideas ilustradas, lo que conoceremos como el Despotismo Ilustrado.


La Revolución Francesa. Concreción de la Ilustración

Años de un desequilibrio económico, de fuertes desigualdades y de un incipiente movimiento intelectual cuestionador de los de la situación de Francia bajo Luis XVI fueron detonando el malestar general que se expresó en la Revolución. La existencia de tres estados (nobleza, clero, y estado llano) ayudó a que la burguesía pudiera canalizar el malestar generalizado de los trabajadores de las ciudades, fundamentalmente París. Una grave crisis financiera junto a la escasez de alimentos desembocaron en una reunión de los llamados Estados Generales, que enfrentaron al rey y crearon una Asamblea Nacional que redactó una constitución. El levantamiento popular se produjo el 14 de julio de 1789 y en agosto de ese mismo año la Asamblea Nacional emitió la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en donde se encarnaban los ideales de la Ilustración. La situación fue empeorando, junto a una polarización de los distintos grupos comenzó una sangrienta persecución a la Iglesia Católica, estallando la guerra en el 1792. La muerte del rey y el desarrollo del periodo conocido como el Terror bajo Robespierre cayó por su extrema violencia en 1794. En el 1799 Napoleón ideó un golpe , se convirtió en cónsul vitalicio y luego en emperador en 1804, reanudando relaciones incluso con la Iglesia en el año 1802.

Podríamos preguntarnos cuál es el legado de la Revolución Francesa, a lo cual podríamos responder que fue el acontecimiento más importante del siglo XVIII, tanto por sus causas, consecuencias, como por su impacto. Hubo cambios importantes como la regulación de la propiedad señorial, la creación de instituciones municipales formales y la reducción de desigualdades fiscales. El gran lema revolucionario fue Libertad, Igualdad y Fraternidad, lema que inspiró a las siguientes generaciones en Francia y en el resto del mundo. Si bien vemos que aún no vivían en una democracia como la entendemos hoy en día, existe un cambio verdadero en ciertos abusos y desigualdades pertenecientes al Antiguo Régimen, lo que se manifestará con el gobierno napoleónico.