martes, 27 de mayo de 2008

INICIOS DEL CRISTIANISMO


EL NACIENTE CRISTIANISMO

El cristianismo constituye una de las bases fundamentales de nuestra cultura occidental, y se perpetúa hasta ahora como una de las religiones monoteístas más extendidas en el mundo, y la más grande en Occidente. Esta influencia resulta tan importante que si nos detenemos a mirar nuestros propios nombres nos daremos cuenta que la mayoría son nombres cristianos, que celebramos cada año la Semana Santa y también la Navidad, recordando los principales hechos de la vida de Jesús. Pero podemos preguntarnos cómo esta religión surgida en un rincón del Imperio Romano llegó a ser tan importante y a constituirse en la oficial. A continuación intentaremos dar una aproximación a estos temas.

Jesús antes de partir al cielo (ascensión) dejó la misión a los apóstoles de ir y predicar la Buena Noticia por todo el mundo, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Esta misión encomendada es fundamental para poder entender cómo esta fe de un grupo pequeño de judíos logra expandirse por todo el mundo. Primeramente los discípulos comienzan su predicación el día de Pentecostés (50 días después de la Resurrección), alrededor del año 30. Al igual que Jesús, estos primeros miembros de la Iglesia eran hebreos que siguen llevando una vida de judíos piadosos y obedientes a la ley, pero añaden algo nuevo: todas las promesas de los profetas se han cumplido con la llegada de Jesús.

La primera apertura es hacia los que no son judíos, ya que después de la muerte de uno de los cristianos llamado Esteban todos los seguidores de Jesús tuvieron que huir de Jerusalén hacia tierras extranjeras, continuando allí la predicación. Estos discípulos tuvieron que ponerse de acuerdo ya que prontamente vino una gran interrogante en relación a los que no eran de origen hebreo, que consistía en si era o no necesario hacerse judío para ser cristiano. Gran importancia tuvo aquí la visión de Pedro (cabeza de la Iglesia) y también la labor de Pablo, quien pasó de perseguidor de los cristianos a ser el más grande evangelizador de la fe a los pueblos paganos. La Iglesia se hace así realmente universal, llegando primeramente a todo el ámbito de la cultura helénica y luego hasta la mismísima Roma, centro del mundo y capital del Imperio.

Luego de la muerte de los Apóstoles la Iglesia vive un momento de formación durante los primeros siglos, en un ambiente hostil y pagano que veía entre los cristianos una secta que tenía una serie de características negativas, ya que no creían en los dioses, eran incestuosos y licenciosos (porque se reunían en la noche y además entre ellos se decían hermanos y se casaban) y también antropófagos (comían el cuerpo y la sangre Cristo: Eucaristía). Todo este ambiente tan adverso se plasma en una serie de persecuciones que ocurren durante los primeros siglos, y que llegan a su máxima expresión en el siglo III. Las persecuciones eran medidas tomadas por el Emperador Romano y que se aplicaban en todas partes. La sangre derramada por los que confesaban su fe fue la que fortaleció a los demás y dio ejemplo a muchos no creyentes que impresionados frente a estos héroes del cristianismo se convertían al mensaje de Cristo. Ya en el año 313 toda esta situación cambiaría gracias a que el Emperador Constantino, hijo de una madre cristiana decreta el Edicto de Milán, que permite la libertad de culto para los cristianos. Pasarán algunos años hasta que en el 380 a través del Edicto de Tesalónica el Emperador Teodosio declare el cristianismo como la religión oficial del Estado. Así Roma pasó de ser pagana a ser un inmenso Imperio cristiano. Luego, con la llegada de los distintos grupos de germanos que invadieron los territorios romanos, se formó un nuevo orden social y cultural, constituido por lo que era el mundo latino clásico, los germanos invasores y esta nueva religión universal que era igual para todos: el Cristianismo. Esto es lo que nosotros conoceremos más adelante como Edad Media.



Valores del Cristianismo:

Podemos mencionar que los principales valores de esta nueva religión que se instaló en el Imperio romano son muchos, ya que no sólo abarcan lo que es el ámbito de la fe, sino que van más allá. El ser cristiano implica necesariamente un comportamiento ético y moral de acuerdo a lo que se profesa como fe, ya que el mensaje de Jesucristo es para la vida en su totalidad, y no para un ámbito solamente. Así, podemos mencionar en primer lugar el valor de la unidad en Cristo. La Iglesia a través de muchos siglos estuvo unida en la labor de entregar el mensaje de Cristo, y aunque en nuestros días muchos cristianos estén separados de la Iglesia Católica, aún están unidos por el deseo de que el mensaje de Jesús sea el que perdure.

Otro valor que resulta interesante es la valentía de entregar la vida por la fe (mártires), ya que ellos dan una muestra única de que el cristiano debe llegar a tal coherencia en su vida que no se puede dejar que la fe sea lastimada por el Estado. Esto es un mensaje muy actual, ya que constantemente se ve una suerte medidas que atentan contra la vida o contra las creencias, y es un llamado a hacer valer nuestras propias creencias en un mundo que es hostil.

La preocupación intelectual es un valor importante, ya que a través de los siglos los cristianos se dieron cuenta de la necesidad de estudiar y de ir profundizando en la fe, a la vez que debían instruir a las personas en una educación que reflejara el espíritu del mensaje de Jesús; es así que durante gran parte de la Edad Media los que copiaban los textos antiguos y preservaban el conocimiento fueron los monjes, y en nuestros días las distintas instituciones católicas como universidades, colegios, etc. Continúan con esta labor.

Al concluir este breve análisis queremos mencionar como un último valor del cristianismo la importancia que éste le da a cada uno de los seres humanos, porque por más cotidiano que nos parezca esta noción de que todos somos iguales pues todos somos creaturas de Dios, no es algo vivido por todas las culturas y credos religiosos, pero en sí mismo constituye un aspecto que ha sido expuesto por el mismo Jesús, que no hizo diferencia entre ningún pueblo o nación, ni entre ninguna raza o condición social.



Las Herejías de los primeros siglos cristianos:

El problema de las herejías se encuentra presente en toda la historia de la Iglesia. Hay muchos tipos de herejías, pero aquí nos concentraremos fundamentalmente en aquellas herejías ético-religiosas que conciernen a la doctrina eclesial. Es importante destacar que la historia se vale de los movimientos heréticos para poner de manifiesto la esencia misma de la doctrina y la correcta valoración teológica. La esencia de la herejía es el unilateralismo y el subjetivismo , y muchas veces no es la pura reflexión la que da origen a ellas. Durante los primeros siglos del desarrollo de la cristiandad hubo, por ejemplo, herejías que eran copias de otros sistemas filosóficos o conceptos religiosos recibidos , como por ejemplo el milenarismo y la gnosis judeizante.

Durante el siglo I y II existe una multitud de herejías, de las cuales mencionaremos fundamentalmente cuatro:

a) La Primera tiene que ver con las ideas provenientes del judaísmo y que fueron mal interpretadas por ciertos cristianos, que entendiendo la figura del Padre como único Señor se desviaron de la correcta explicación de la persona del Hijo, éstos son conocidos como Monarquianos.

b) Una segunda herejía que podemos mencionar es lo que conocemos como gnosticismo. En este punto es importante destacar que el gnosticismo responde más a una corriente que se plasmó en distintos movimientos heréticos a lo largo de la historia. Surge como un movimiento pagano religioso pero lo que a nosotros nos interesa es su derivación como movimiento herético cristiano, lo que no es más que una mezcla de religiones (sincretismo). Gnosis significa conocimiento , y en el sentido de herejía es un conocimiento salvífico. La idea fundamental que se da en el siglo II es que existe una suerte de conocimiento salvífico que era accesible sólo a unos pocos . Existe una relación entre lo cósmico y lo Revelado, por lo tanto podemos deducir que existía una visión dualista del mundo. En la gnosis cristiana el papel mediador lo cumplía un cuerpo celeste llamado Jesucristo. Hubo hasta treinta sistemas gnósticos diferentes.

c) Marción creó un sistema gnóstico que fue el más cristiano y más serio en lo moral y religioso. Él era un teólogo y político y fundó finalmente su propia iglesia. Defendía una separación de todo lo que era específicamente judío. Contradice absolutamente los dos Testamentos, y elabora un Nuevo Testamento (por ejemplo eliminó el comienzo del Evangelio de San Lucas).

d) El Maniqueísmo es otro movimiento gnóstico, que radicaliza el dualismo entre el bien y el mal; la luz es la fuerza del bien y la materia es mala, por esto se proscribe la abstinencia de lo material y del matrimonio, que es condenado.

Un punto importante de destacar de este período es que los herejes saben perfectamente que se están oponiendo a la predicación apostólica, tanto a la primera profesión de fe de los Apóstoles como a la fijación del Canon de las Escrituras.



Las Herejías del Siglo III en Adelante:

Junto con la elaboración de los Dogmas de Fe, que son “verdadedes formuladas conceptualmente y que la Iglesia propone como obligatorio para todos, ya que se encuentran enunciados de una u otra forma en la Revelación”, surgen una cantidad importante de herejías que se van desarrollando al interior de la Iglesia, en un intento de responder a las dificultades surgidas en el análisis de la fe. Aquí haremos mención fundamentalmente a dos grandes temas que agruparon cinco herejías del mundo antiguo: La cuestión Trinitaria y la Cuestión Cristológica.

Arrianismo: Su fundador es el presbítero de Alejandría llamado Arrio (256-336). Su problema fundamental es que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad no es Dios. Para él Cristo no es consubstancial al Padre, sino que es hecho de la nada, no engendrado. Esto significa que Jesucristo no sería Dios, por lo tanto la salvación no sería verdadera, porque no estaría actuando el Salvador. Esta herejía se propagó por todo Oriente y por distintas tribus germanas del Imperio, por su clara conexión con el paganismo. Fue condenado en el Concilio de Nicea en el año 325. Con posterioridad su herejía fue cuestionada nuevamente en Constantinopla el año 381.

Pelagianismo: Fundado por Pelagio, quien era un monje nacido en Bretaña en el 354 y murió el 422 aprox. Su teología consistía en que el hombre no necesita de la gracia del Espíritu para obrar el bien, y niega también la transmisión del pecado original. Tuvo grandes opositores en San Agustín y San Jerónimo. Fue condenado en el Concilio de Orange el año 529.

Nestorianismo: Fundado por el Patriarca de Constantinopla (Obispo) Nestorio (381-451) intentó responder a la pregunta de cómo las dos naturalezas se unen en Cristo. Llegó a decir que no hay una plena unión, sino que hay dos personas, una persona humana y una divina. Fue condenado en el Concilio de Éfeso el año 431, donde también se declaró a la Santísima Virgen como Theotokos (Madre de Dios), ya que ella es madre de la persona de Cristo, que es una y es tanto Dios como hombre.

Monofisismo: Fundado por el monje Eutiqio o Eutiques (378-451) profesa que en Cristo existe una sola naturaleza, la divina, ya que la humana queda absorvida en la divina. Está en clara oposición al Nestorianismo, pero radicaliza equivocadamente su postura. Fue condenado el 451 en el Concilio de Calcedonia.

Monotelismo: Fundado por el Patriarca de Constantinopla Sergio (610-658), propone una herejía muy cercana al monofisismo. Sostenía que en Cristo hay una sola voluntad, la divina. Fue condenada en el Concilio de Letrán en el 649 y luego en el VI Concilio Ecuménico de Constantinopla ( 680-681)



La Época de la Formación Doctrinal. “Los Padres de la Iglesia”:

Lo que fundamentalmente nos interesa en este punto es comprender que el proceso de la historia de la Iglesia no es hecho al azar, sino que es producto de una lenta y fructífera formación que se da en el marco de los último siglos del Imperio Romano como tal. La unidad del cuerpo de Cristo (la Iglesia) nunca fue una adhesión de distintas partes, sino que se fue amalgamando periódicamente con la formulación de dogmas y la necesidad de encontrar una unidad en la diversidad del mundo. Lo fundamental fue que el centro de todo plan histórico estuvo y está en Cristo. En este hermoso camino las figuras más importantes dentro de la formulación doctrinal fueron los Padres de la Iglesia, quienes desde las enseñanzas de los Apóstoles fueron desarrollando una Teología que iluminó y guió a la Iglesia a través de los siglos, hasta ya comenzada la Edad Media. Los podemos agrupar en distintos sectores según los años y su lugar geográfico:

i) Los Padres Apostólicos: Testigos de la Iglesia Primitiva desde el 90 al 150. Algunos son San Ignacio de Antoquía, San Policarpo de Esmirna.
ii) Los Padres Apologistas: Su nombre proviene porque son los defensores (apologetas) del cristianismo contra el Estado y la filosofía pagana desde el 150 al 300. Algunos son San Justino Mártir, San Ireneo de Lyon, Tertuliano, San Cipriano, Lactancio.

iii) Los Padres Griegos: Viven un período de estabilización cristiana desde el 250 al 550 en el mundo oriental del Imperio (Grecia, Constantinopla, Asia Menor). El nombre de griegos se refiere no a su raza sino a su cultura y al idioma. Algunos de ellos son San Clemente de Alejandría, Orígenes, San Atanasio, San Cirilo de Jerusalén, San Gregorio de Nisa, San Juan Crisóstomo.

iv) Los Padres Latinos: Son los que se desarrollan en la parte más occidental del Imperio en un período más o menos paralelo al de los Padres Griegos. Ellos ven el brillo, la decadencia y caída de Occidente en el 476 en manos de los germanos. Van desde el 350 al 650. Son los más conocidos por nosotros, y más adelante haremos referencia a tres de ellos. Algunos son San Hilario de Poitiers, San Ambrosio, San Jerónimo, San Agustín, San León Magno, San Gregorio Magno, San Isidoro de Sevilla.

v) Finalmente mencionamos entre los Padres Sirios a San Efrén.

Ahora daremos algunos detalles de San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo, tres de los más grandes Padres de la Iglesia Latina.

San Ambrosio: Nació en Tréveris el 339 y murió el 397 en Milán. Gran opositor de los herejes de su tiempo, destacó por su predicación. Escribió textos exegéticos y textos de teología. Su aporte es de tipo pastoral, fue obispo de Milán, y conoció personalmente a San Agustín.

San Agustín: Nació el 354 en Tagaste, Numidia. Su madre era cristiana (Santa Mónica) y su padre pagano romano. Murió en Hipona, de donde era obispo el año 430. Es un hombre de un testimonio impresionante, porque su inteligencia lo llevó a buscar las más diversas respuestas, pasando por un neoplatonismo, siendo maniqueo hasta llegar finalmente a la conversión que tanto pedía su madre. Ésta ocurrió una vez que llegó a Milán, en donde escuchó a San Ambrosio hablar de la centralidad de la Biblia, lo que lo llevó a escrutar los Textos Sagrados. Sus obras son muchas, pero las “Confesiones” es su autobiografía en donde narra toda su conversión. Su obra filosófica más importante es “La Ciudad de Dios”. A él le tocó vivir un momento de profundo cambio y crisis, con el desmembramiento del Imperio Romano y con la relajación de las costumbres y de la vida. Murió cuando su ciudad era invadida por los vándalos.

San Jerónimo: Nació cerca de Dalmacia en el 345 y murió en el monasterio que fundó en Belén el 420. Si bien era un monje, su principal labor fue la traducción y el constante estudio de los textos Bíblicos. A él debemos la versión de la Vulgata (versión latina de la Biblia), que realizó con esmero a partir del año 383.



Surgimiento del Monacato:

El Monacato rescata toda la tradición de la vida eremítica, y a la vez hace recuerdo de las enseñanzas del mismo Cristo, quien se retiraba al desierto a orar. Surgió en el siglo IV en Oriente. La primera figura de la que tenemos noticia es de San Antonio, que vivía como eremita y cuya vida conocemos a través de la biografía escrita por San Atanasio. San Antonio murió en el año 356, en Alejandría. De estos monjes que surgen en Oriente podemos mencionar que vivieron fundamentalmente en Egipto, en donde tenemos la primera regla de vida, redactada por San Pacomio. En Occidente San Martín de Tours fundó una primera regla. Pero sin lugar a dudas la figura de mayor relevancia en este período es San Benito (480-547), quien organizó el monacato como lo entendemos actualmente, con una regla de vida y con monasterios de comunidades, porque en Oriente en un comienzo eran solitarios y luego formaron pequeñas comunidades (cenobitas). San Benito fundó su primer monasterio en Montecassino el año 529 (en lo que hoy es Italia). Estos monjes que llamaremos benedictinos permitían el asentamiento en la tierra, ya que en este momento el Imperio Romano había decaído y la gente, con las invasiones se había ido a vivir al campo; los campesinos lentamente se ubicaron en torno a los monasterios benedictinos. La regla de San Benito regió hasta el siglo XII, en donde sufrió algunas reformas. Lo fundamental de esta regulación lo podemos resumir en dos aspectos:

- ORA ET LABORA (Oración y Trabajo) Este aspecto significaba también una valoración por la pobreza plena y por la obediencia a los superiores.

- TRABAJO INTELECTUAL

Los monjes vivían en oración, cultivando la tierra y copiando textos de estudio.
Ellos preservaron la cultura del mundo occidental, ellos fueron los grandes copistas que mantuvieron todo lo que era conocimiento hasta ese momento.

Finalmente, mencionaremos que con el monacato surge una valoración nueva de la virginidad y del celibato por el Reino de los Cielos.



Las Invasiones (siglo IV y V):

El período de las invasiones es lo que entendemos por la llegada de los pueblos germánicos (que habitaban al este del río Rin y al norte del río Danubio) al territorio del Imperio. Comúnmente la fecha de comienzo se fija en el año 375, cuando el pueblo de los godos, que habitaban la actual Rusia, fueron invadidos por los hunos y huyeron llegando al Imperio. Culminará el año 568 cuando los longobardos aparecen en Italia del norte. Es importante destacar que estas fechas son sólo referentes, porque el período estudiado es más profundo Existe desde muchos años un ingreso pacífico en la frontera con los pueblos germanos. Todos estos pueblos eran arrianos. Tenemos dos tipos de germanos:

a) Germanos Orientales: Los godos, burgundios, vándalos, suevos, longobardos. Vienen del Oriente de Europa, atravesando Macedonia, Grecia, Italia, y llegan hasta España.

b) Germanos Occidentales: Son los francos, anglos, sajones, alemanes, turingios. Vivían en el centro y norte de Europa.

En las migraciones se produjo un conflicto, por un lado estaban los germanos arrianos y por otro los latinos católicos, pero lentamente comienzan a mezclarse y a convertirse al catolicismo. Los obispos se preocupaban por su pueblo, por los más necesitados, y fueron los protectores de estos nuevos pueblos.

Finalmente, mencionaremos que la caída del Imperio romano de Occidente se produce el año 476 con la deposición del último emperador de Occidente.

Estaban así dadas las fuerzas que iban a generar la Edad Media: el cristianismo, las figuras de la jerarquía de la Iglesia, el monacato, los nuevos pueblos germanos convertidos a la fe y la herencia del mundo romano clásico.